Mi arrecife de lágrimas te nombra
y me respondió el silencio mudo,
con sus dedos atando el frío nudo
del derribo de mi alma que se escombra.
Mi arrecife de lágrimas se asombra
del millón de roturas de mi escudo
que un simple roce de viento desnudo
mi alma empuja al abismo de la sombra,
que habito cuando llena tu silencio
estas puertas cerradas de esperanza
de este futuro negro que no espero,
que habito si yo mismo me sentencio
a una vida sin ti que es una lanza,
la vida sin decirte que te quiero.
Aquí comienza el camino de nuevo. El presente avanza aunque yo no lo sienta y los días se consumen con la misma celeridad. Propuse recuperar los albores de los sonidos y no me considero un traídor. Así que, desafiando a todas las debilidades y deseos de desistir durante el tiempo necesario, y absorbiendo el dolor natural, doy el primer paso. Mi agradecimento infinito a quienes me siguen acompañando y desde el cielo estoy oyendo un aplauso.
:)
:-)
:))
=))
:(
:-(
:((
:d
:-d
@-)
:p
:o
:>)
(o)
[-(
:-?
(p)
:-s
(m)
8-)
:-t
:-b
b-(
:-#
=p~
:-$
(b)
(f)
x-)
(k)
(h)
(c)
cheer
Hola mi querido Juanjo, ainss cuanta ternura hay en este soneto, aunque es triste y parece que haya perdido toda esperanza, pero es bellísimo.
ResponderEliminarEl escudo podrá tener miles de roturas pero tan solo el leve roce de un suspiro de la amada podrá obrar el milagro de la total reparación del mismo.
Entiendo la negrura de los días sin que la persona amada susurre un "te quiero", suavemente, quedamente en cada uno de los instante de los días compartidos.
Creo que la sentencia solo es definitiva si uno se rinde y ello es lo último que se debe hacer, pues hasta el último aliento debe uno deberse a su más preciado sueño. No rendirse por mucho que los vientos soplen en contra y cueste avanzar. La perseverancia obtiene recompensa siempre o casi, se pueda tardar más o menos, pero resultado habrá.
Precioso soneto mi querido poeta sureño, ten un buen día, yo aquí me quedo con mi rubito, te lo robo por unas horas jeje
Besitos azules muassssssssssssss
Mi querida Kanet, este lo has calado hondo ^_^. El arrecife de las lágrimas, ese fondo marino donde brota el llanto del dolor que llama, que pronuncia el nombre al que responde la luz de tu vida, y que recibe por respuesta el silencio, ese silencio que hace del alma escombros sin ninguna utilidad. Y uno pasa a habitar el abismo de la sombra, donde las puertas de la esperanza están cerradas, donde no se espera futuro, porque sientes que el tiempo se ha detenido y el dolor será eterno, es una sentencia a vivir una vida que es una lanza que golpea sin compasión al haberse roto el escudo que forman las palabras te quiero.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, la sentencia llega con la rendición y yo también pienso que se debe luchar hasta el final y solo rendirse cuando la derrota es más que segura... aunque hablar de seguridad en esta vida, es casi de prepotentes, nadie sabe qué es lo que va a ocurrir al minuto siguiente. Este mundo, no obstante, se ha acostumbrado a las prisas, a la impaciencia, y como guerrero experimentado que me considero, sé que son aptitudes imprescindibles para tener alguna opción de ganar. Y aunque se pierda, la derrota dolerá menos, porque sabes que por el motivo que sea, no fue porque no dejaste el alma en el intento. Al menos, yo veo así las cosas. Como buen enamorado de las épocas pasadas que soy, supongo que mi pensamiento ha quedado obsoleto en estos tiempos que corren... aunque me importa un pimiento ^_^.
Ha dejado de llover hace poco tiempo. Sabes que a tu rubito lo puedes tener toooooooodo el tiempo que quieras, que él y yo como que no nos llevamos muy bien ^_^. Besitos de buenas noches y te deseo un descanso reparador.
Nadie como tú haciendo sonetos. Eso no cambia
ResponderEliminarTreintaAbriles
Gracias por tus halagos... Pero, ¿estás segura? ^_^. ¿Recuerdas cuándo empezamos con esto? Te dije que al décimo ya me quedaría sin ideas. Fíjate todo lo que se ha avanzado. Y me siento en deuda contigo, porque si no es por tu insistencia y tus primeros ánimos, no habría conseguido nada de esto. Mil gracias de verdad, y no sabes cómo me alegra tenerte de vuelta.
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