Hoy por fin me he dado cuenta
del encargo del letargo
y he podido comprender
que sin ti yo nada valgo.
No me nacen las palabras
si amanezco sin tus manos
acariciando el tibio aire
que en mi sueño he respirado.
Hoy presiento en este viento
que el momento está llegando,
quiero dejar de vivir
en mi mundo imaginario
si todo se hará real
cuando tú estés a mi lado.
Hoy las sombras se me escombran
porque brilla tu retrato
en el cielo azul de luz
que reluce con tu encanto
que existía sin saber
que me era necesario,
y yo dormido, tan quieto
no luchaba por ganarlo
y ahora que al fin despierto
doy la vida por tu abrazo,
donde no existe el peligro,
donde yo me siento a salvo.
Y despierto en el presente,
fin del puente del pasado
y todo el tiempo perdido
no podré recuperarlo.
Así que hoy comenzaré
a subir cada peldaño
que me separa de ti
y la risa de tus labios,
es urgente que te encuentre
en tu luna hecha palacio
y susurrarte al oído
que eres tú lo que más amo.
Aquí comienza el camino de nuevo. El presente avanza aunque yo no lo sienta y los días se consumen con la misma celeridad. Propuse recuperar los albores de los sonidos y no me considero un traídor. Así que, desafiando a todas las debilidades y deseos de desistir durante el tiempo necesario, y absorbiendo el dolor natural, doy el primer paso. Mi agradecimento infinito a quienes me siguen acompañando y desde el cielo estoy oyendo un aplauso.
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Que bonito, que no haríamos por estar y sentir a la persona que queremos, a veces la vida pasa en ese letargo que tu dices, casi sin darnos cuenta se nos pasa sin comprender lo que estamos perdiendo, hasta que llega alguien que nos abre los ojos y nos hace despertar de la realidad, que nos hace querer participar en la vida de una manera distinta, y mejor si es con ella al lado
ResponderEliminarUn beso enorme y sigue así
Exacto, Ana. Has expresado fidedignamente la idea que he querido expresar en este texto. Ha habido periodos de nuestra vida que han pasado sumidos en un letargo profundo e indiferente. Y llega un día, el día menos pensado en el que nos damos cuenta de ello. Es triste que no seamos consciente de nuestro letargo y que perdamos segundos de la vida que no volverán a estar disponibles. Y en ese día, ese momento, decides luchar, decides jugarte el todo por el todo, sabiendo que al menos, estás viviendo, estás buscando esos momentos, quizá efímeros, de felicidad. Yo también pienso que mejor con alguien que te complemente al lado, pero hay otras maneras de sentirse bien, pese a que este texto cuenta la historia de alguien que se ha enamorado y que es ahora cuando se lanza a por ese amor, después de un letargo inconsciente por su parte.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la última parte de tu comentario, "nos hace querer participar en la vida de una manera distinta..." Exacto, ahora seremos parte activa de nuestro destino y podremos modelarlo a nuestra voluntad en la medida de lo posible, atrás quedó el letargo donde las cosas sucedían y no se actuaba por desechar lo que no nos era grato.
Muchas gracias por venir, preciosa. Un besito grande de la luz del sol del sur. Feliz semana que comienza.
Precioso, Juanjo.
ResponderEliminarOjalá y todos abrieramos los ojos como el protagonista del Romance de hoy y nos mostráramos dispuestos a dejar atrás la pasividad de que nos venimos rodeando- quizás por dejadez, quizás por falta de autoestima en la consecución de los propósitos... ¿quien sabe?
¿A qué negarlo? Creo que todos en algún momento de nuestra vida hemos permanecido aletargados, tal vez por sentirnos agotados del simple hecho de vivir, dejándonos arrastrar por la vida como un pez moribundo se deja arrastrar por la corriente. A veces uno se siente sin fuerzas y deja que la vida se suceda mientras se va gastando el tiempo haciendo otras cosas inútiles- o simplemente no haciendo nada.
¡Aplaudo a todos aquellos que ponen fin a esa pasividad y deciden tomar las riendas de su vida, y actuar y dar la cara- aunque te la aprtan- en pos de un sueño o un anhelo que creíamos inalcanzable! De veras que dudo que exista algo más frustrante en la existencia mortal que el comprender que dejamos morir los sueños y viviendo con la certeza de saber que no hemos hecho nada por alcanzarlos.
Así es, sin prisa pero sin pausa, subiendo peldaño a peldaño (sin avanzar de dos en dos tampoco, que las prisas no son buenas) se alcanzará la cima de nuestros deseos. Si por el camino vemos que el asunto no resulta como creíamos al menos nos queda la seguridad de saber que lo hemos intentado. Y como dice aquel: de todo se aprende...
Un besito y buen comienzo de semana.
Akasha, me afirmo en mi ignorancia sobre los motivos que causan esos períodos de letargo en nuestras vida. Cualquiera que has expuesto tú, es perfectamente válido, por supuesto.
ResponderEliminarSe suele decir que aunque no lo veamos, no significa que no exista, y aquí sucede algo así. También creo que todos hemos estado sumido en un período de letargo en algún momento del camino y quizá no sepamos realmente las causas. También es posible que, aunque sepamos que estamos dormidos, no encontremos una razón para despertar. No deja de ser un tema complejo y muy subjetivo. Si alguien está triste por algún motivo, tiene sus razones, aunque los otros no lo entiendan, aunque su tiempo se esté escapando por una grieta de silencio pasivo.
Seguro que llegará el día en el que por fin, halle el motivo para despertar, para lanzarse a por esos pequeños detalles que enriquecerán su vida. Y quizá se arrepienta del tiempo que dejó pasar, del tiempo que no volverá de ninguna de las maneras, y mientras aprenda la lección, creo que podrá sujetarlo entre sus dedos y aprovechar cada segundo que se le regale.
Comparto tu pensamiento de que las prisas no son buenas. Mejor dar un paso seguro que tres a tientas. Mejor dar un rodeo buscando un suelo firme que cortar por un atajo lleno de baches y trampas. Aunque también es cierto que si pones todo tu empeño en algo y no sale bien, sientes algo de frustración y las enseñanzas no las comprenderás hasta pasado un tiempo. Hasta entonces, es mejor haber aprendido bien la lección para mantener el letargo a raya, porque su sombra no llega a desaparecer del todo y amenaza constantemente. Y si ya hablamos del amor, que no depende solo de ti, que necesita de la conexión de dos corazones, lo ponemos más difícil aún. Y eso que no cuento las relaciones por costumbre, por rutina, por miedo a la soledad, etc.
Está en nuestras manos tomar las riendas de nuestra vida, efectivamente. Y aunque nos partan la cara, el tiempo seguirá avanzando, marchándose para no volver. Quizá algún día, se pueda decir que todo ha merecido la pena. ¿Por qué no?
Gracias, bonita, por tu aporte. Me alegro que tu PC haya recobrado la salud (veo que las tildes vuelven a su form original). Un besito grande, preciosa, y espero que tengas una hermosa semana tú también.