Tu corazón en manos de un cretino
se consume arrastrado por la prisa,
mientras sigo soñando tu piel lisa
tan lento que no avanzo en mi camino.
No me creo que él sea tu destino,
si a su lado no sientes ya la brisa
y el eterno brillar de tu sonrisa
se te apaga y se te vuelve cansino.
Me duele ver tu lágrima polar,
que el deja que se pierda por el suelo
y no sabe que es que has vuelto a llorar.
Yo quiero derretir todo ese hielo,
devolverte esa brisa de azahar,
que tú antes ondeabas en tu pelo.
Aquí comienza el camino de nuevo. El presente avanza aunque yo no lo sienta y los días se consumen con la misma celeridad. Propuse recuperar los albores de los sonidos y no me considero un traídor. Así que, desafiando a todas las debilidades y deseos de desistir durante el tiempo necesario, y absorbiendo el dolor natural, doy el primer paso. Mi agradecimento infinito a quienes me siguen acompañando y desde el cielo estoy oyendo un aplauso.
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Hola mi querido Juanjo, vaya poema jeje estás en plan peleón jeje o más bien revolucionario.
ResponderEliminarDesde luego ver como una persona erra su elección, no solo porqué así lo creamos, sino porque lo constatamos día tras día y por más que se le diga no atiende a razones, es doloroso cuando menos, pero dicen que el amor es ciego y no hay más ciego que el que no quiere ver.
Eso ha sido y será siempre.
Es hermoso tu soneto, todo lleno de rimas además. Muy buen trabajo mi querido poeta sureño.
Espero tengas un feliz domingo, yo ya terminé mis deberes, ahora me toca esperar a que el profesor me dé más jeje
Besitos azules muassssssssssssss
¿Peleón yo? Qué va, mujer, qué va ^_^.
ResponderEliminarEste soneto me supuso un reto adicional y es que no comparto su mensaje. Ayer conocí la historia de alguien que está con la mujer que quiere pero que presiente que ella está con él sin sentir el mismo amor. Además, él estuvo insistiendo hasta que ella cedió, le decía cada día todo lo que él podía darle, que si cariño, que si estabilidad, que si ternura... Y tras varias negativas, finalmente accedió. Yo, para no calcar la historia, introduje el pensamiento de esos enamorados que ven cómo la persona de sus sueños están con gente que las hace infelices y se sienten impotentes porque están seguros que si esa persona estuviese con ellos, la sonrisa volvería a sus labios y la dicha gobernaría sus vidas.
Realmente, es cierto que podemos saber si una persona es feliz o infeliz al lado de alguien. Con observar un poco, es suficiente. Pero atrevernos a afirmar –como hace el protagonista de esta historia– que con él será feliz y que él derretirá el hielo y que la brisa de azahar volverá a ondear en su pelo, me parece, sinceramente, un acto de prepotencia peligroso. Realmente no sabemos si nosotros somos aptos para completar a esa persona y no podemos saber, de ningún modo, si a nuestro lado esa persona será más feliz que con quién está. Sencillamente, porque el corazón juega un papel importante. He defendido muchas veces aquí que si un corazón no siente nada, ya se puede remover las estrellas del cielo y venir envueltas en papel de regalo hecho de arco iris, que no servirá de nada y si sirve, la persona de corazón vacío de sentimientos, no será feliz, aunque intente convencerse de lo contrario, visto su estabilidad y la presencia de alguien que evita su soledad. Que es lo que le sucede a mi conocido. Está con la mujer que él ama y sin embargo, parece que no alcanza la plenitud que se supone que el amor debe traer, por mucho que él le dé y mucha estabilidad que haya. ¿La razón? Creo que está clara, aunque suene cruel.
Pero sí, mariposita, esta vida parece que disfruta burlándose de la gente. Hay un dicho en plan cómico que dice: "En el amor, la mujer nunca consigue lo que espera y el hombre nunca espera lo que consigue". Quizá en este dicho para meterse con el hombre, haya más verdad que quien lo dijo suponía. Hay personas que simplemente, "no lo saben". Y sí, es una pena. Espero que el corazón alguna vez consiga acertar con sus fijaciones.
Besitos de buenas noches, mariposita. Que tengas una preciosa semana que comienza.