CANCIÓN DE AMOR XI "Almas gemelas"

En la noche del mercado
de la luna medieval,
una bola de cristal
reflejó tu ser dorado
en la música de liras.
Nos tomamos de la mano
emprendimos el sendero
y seguimos al lucero
del jardín de los manzanos
y la fuente que suspira.
En el bosque nos besamos
escondidos en la noche,
alejados del reproche
y de la ira de los amos,
porque fuimos del servicio
pero juntos escapamos.
En el siglo diecinueve
y en su oscuridad eterna,
hubo una caricia tierna
que quitó toda la nieve
de aquel verso que escribí
y me puse de rodillas
en la espuma de tu orilla
al final te lo leí;
esa fue toda la cena
del menú libre de penas
y los besos que siguieron
fue la guinda que pusieron
nuestros labios en la arena.
En el lago de Verona
y en el balcón de Julieta
vimos un cielo violeta
que de tu pelo es corona.
y qué bello es empezar
el camino hasta Roma
recordándote en tu aroma
a verano y de azahar
en ambiente peregrino
y tus besos de destino.
Y el presente en nuestra casa
de domingos por la tarde
junto al fuego rojo que arde
en caricias que se amasan
junto al cine y palomitas
y una manta calentita
tapan cuerpos que se abrazan.
Tanto tiempo compartido,
aprendiendo nuestras vidas
y cerrando las heridas
pues sabiendo lo aprendido
ya no hay miedo a la muerte.
Porque amamos el pasado
como dos almas gemelas
nuestro tiempo de congela
cuando hayamos acabado
esta vida de besarnos,
no lo sentiremos duro
porque sé que en el futuro
volveremos a encontrarnos.