ROMANCE CLXVII "El dolor de tu silencio"

Forzaré la voluntad
para acelerar los frenos
de las prisas por mirarte
y dejar que corra el viento
en un verano de ausencia
entre soledad y fuego.
Nunca quise ser poeta
pero esta noche me siento
el trovador más maldito
que ha cruzado por el tiempo,
y en las sombras del alcohol,
escribiendo en cementerios
retales de soledad,
calaveras de los muertos,
que esta noche navegan
por un mar vacío y seco,
que todavía respiran
del dolor de tu silencio.
Ya no existen los futuros
y no creo en los remedios;
la fuerza de voluntad
es un cero al lado izquierdo
del cielo azul, tan oscuro
como un agujero negro.
Vivo en callejones húmedos,
que acuchillan a los sueños
bajo la lluvia de sangre
cuando la esperanza ha muerto.
Hoy me abrazo a la locura
y al dolor y a los tormentos,
me uno a los desamparados
que le lloran a lo incierto
de la certeza absoluta,
del dolor de tu silencio.
Y ahora dirán los sabios
que el sol seguirá saliendo
incluso en estos callejones
de humo oscuro de lamentos,
donde sólo puedo ver
los portales del infierno.
Y ahora dirán los sabios
que el dolor lo cura el tiempo...
pero el tiempo ya no existe,
mi reloj se quedó quieto,
no consuelan las palabras
el bolígrafo está seco;
lo que hoy suene a futuro
es un cuento maldiciendo
el momento que cruzó
tu sendero y mi sendero.
Y por muy sabios que sean,
el dolor que llevo dentro
no lo pueden conocer,
para dar ningún consejo,
que ningún proverbio sabio
puede dar ningún consuelo.
Hace tiempo, las palabras
eran el mejor remedio
para derramar el alma
y hacer más del signo menos;
tras versos hechos con lágrimas
podía empezar de nuevo...
Hoy que lo he probado todo
y todo sigue doliendo
tras diez mil amaneceres,
ser más viejo en el espejo,
es imposible curar
el dolor de tu silencio.