Cómo duelen las mentiras
cuando visten con tu nombre
el gris triste de ciudad
y los claros de los montes.
Cómo duelen las promesas
que hoy veo que se rompen,
como sueños de cristal
estrellándose en el borde
de las tristes falsedades
que en tu corazón se esconden.
Cómo duelen las palabras,
cuando el tiempo se las come
y las tira hechas despojos
donde nadie aún conoce.
Cómo duele este silencio
que ahora tú me impones,
que ahora yo te impongo
y que no se da a razones.
Cómo duele esta ausencia
de tu tarde en mi horizonte,
del suspiro de las horas,
sin mirar nuestros relojes.
Cómo duele tu abandono,
como duele que abandones,
tantos y tan bellos sueños
que pintamos de colores
sin tener en cuenta el tiempo
y tan llenos de emociones.
Cómo duelen los recuerdos,
Cómo duelen estos golpes,
porque tú mi reina, tú,
tú me dueles esta noche.
Aquí comienza el camino de nuevo. El presente avanza aunque yo no lo sienta y los días se consumen con la misma celeridad. Propuse recuperar los albores de los sonidos y no me considero un traídor. Así que, desafiando a todas las debilidades y deseos de desistir durante el tiempo necesario, y absorbiendo el dolor natural, doy el primer paso. Mi agradecimento infinito a quienes me siguen acompañando y desde el cielo estoy oyendo un aplauso.
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¿Qué decir a estas letras sinceras?
ResponderEliminarCierto que cuando sentimos que alguien, por alguna extraña razón que desconocemos, nos falla hasta el punto de sentirnos decepcionados y heridos con sus procederes todo parece desmoronarse en derredor.
Sueños, promesas, castillos quizás erigidos en el aire, horas compartidas y sonrisas silenciosas nos parecen en el momento presente un simple recuerdo que asoma a nuestra mente de cuando en cuando con el único fin de burlarse de nosotros.
Poco más se puede decir, pues las letras que hoy nos regalas en este Romance son del todo acertadas. Solo queda en ocasiones el intentar correr un tupido velo y proseguir con la vida que se alza ante nosotros pues, como reza el sabio dicho: "Ningún árbol se hace fuerte sin continuos vientos, pues con ellos se fortifican sus raíces."
Un saludo y que descanses en estas fechas, en compañía de esa cortina de lluvia que tanto te gusta.
No, Akasha, no se trata de correr un tupido velo,ni tupido ni transparente, ni opaco ni de felpa. La vida va a proseguir, lo quiera o no lo quiera, el paso del tiempo es inexcusable y eso es el progreso. Haya dolor o no lo haya, haya recuerdos o vacíos, incluso después de la muerte, el tiempo sigue avanzando y aunque tu vida no prosiga, la vida sí lo hace. Correr ese velo es ser conformista y cobarde. El mundo tiene más cosas que ofrecer para no verlas por ese velo.
ResponderEliminar¿Sabes? Cuando el viento daña al árbol, el viento se pierde en sus cortezas y nuevos vientos vendrán a dañarlo otra vez. Y lo hará, lo dañará, pero él aguantará el envite, aguantará porque debe aguantarlo, no porque el viento anterior lo haya preparado para ello. Y por cierto, el viento anterior se pierde en su corteza, y ya no vuelve a soplar. Por tanto, ese intento de daño que pretende, le es devuelto, como dicta la ley de la vida.
Quizá sea esta la primera vez que no comparto tu opinión sobre un texto al completo. Hace ya algún tiempo, decidí no creerme ninguna palabra de la gente que excediera más allá del tiempo presente. "Siempre, nunca, jamás voy a..." son palabras que sobran, palabras que la gente está muy acostumbrada a usar sin cerebro ninguno ¿Y sabes por qué lo hago? Para evitar DECEPCIONES.
Al no esperar nada de nadie, no se puede tener decepciones. En cuanto al texto, cuenta precisamente, la historia que tú has visto, pero que yo no comparto lo más mínimo. Aquí reivindico mi idea de contar historias de la vida, historias que yo las vivo de otro modo y pretendo, con ello, extender el dominio de las palabras. Nada más que eso.
Gracias por tu aporte. Ya ha escampado. Un saludo cordial.
Bueno , poco hay que decir, expresas muy bien lo que duele el avandono de una persona que quieres, o las mentiras que te ha contado, como duele cuando ya no está y cuando sabes que no hay nada que hacer.
ResponderEliminarUn beso enorme y que tengas un buen fin de semana
Ana, creo que realmente, la gente no cuenta mentiras a cosa hecha. Lo que ocurre y es lo que quiero expresar en este texto es que se hacen promesas que luego no se cumplen y por consiguiente, duele y daña. En esta historia se expone un dolor, es obvio, un dolor porque se acaba una historia, porque en esa historia hubo palabras, hubo promesas que luego, y sin razón -y eso es lo que más duele, que haya una explicación del porqué, por que un motivo debe haber seguro- no se cumplieron, dejando un vacío. Como le he explicado a Akasha, es por eso que no me creo las promesas de nadie, y soy el primero en reconocer que yo he hecho promesas que luego no he podido cumplir y me he sentido mal por ello. Por eso, será muy extraño que a mí me vea alguien hacer alguna promesa, que las hago, no digo que no, pero son casos muy extraordinarios. En el momento que esperas algo de alguien, existe el riesgo de sufrir una decepción. Si no esperas nada, pase lo que pase, habrá dolor, porque el desprecio, el abandono y la indiferencia duele, pero imagínate si encima, se le añade que esperabas que esa persona no iba a fallarte nunca, que siempre estaría ahí cuando la necesitaras, la DECEPCIÓN, en este caso, sería mayúscula.
ResponderEliminarGracias por tu aporte, Ana. Un besito e igualmente te deseo un fin de semana.