domingo, 23 de enero de 2011

SONETO XXVIII "Los cristales dormidos"

Los cristales dormidos del amor
despertaron con la fuerza infinita
del deseo y los mares de Afrodita
en los bosques que me borran el dolor.

La luna enciende hogueras en su albor,
mi alma de plenitud inmensa grita,
si tu voz acompaña la visita,
a la noche de duendes y color.

Los cristales dormidos del mañana
me ofrecen del presente la certeza
de tu luz del umbral en mi ventana.

Y siento que se marcha la tristeza
si me tocan tus manos hechas lana,
si amanezco amparado en tu belleza.

4 comentarios:

  1. Hola mi querido Juanjo, cuando ya uno piensa que no pueda revivir, se acerca un nuevo horizonte prometedor, lleno de luz deslumbrante llenando los días y las noches donde impera la oscuridad.
    Todo reverdece al primer contacto o a la simple visión de ese nuevo amor cada mañana.
    Sientes que renaces y te das cuenta de que el mundo es más humano y que vale la pena estar en él y junto a ella además.

    Hoy un día gélido querido poeta sureño, a tan solo 1º estamos ahora mismo. Espero que tengas un buen día querido mío y pasa de ciertas cosas, ¿ok?
    Besitos azules muasssssssssssss

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  2. Mi querida mariposa azul, es otro texto más de lo que significa estar con la persona que quieres. Amanezcas, atardezca o anochezca a su lado, la vida te parecerá más humana, más hermosa. Los albores de la luna encienden hogueras, el alma grita de plenitud, si la voz de ella te acompaña a buscar duendes y colores en la noche. El protagonista busca esa complicidad que otorga los mágicos momentos de la existencia. Todo lo que ocurra en su presencia, será tenido como una bendición. Aquí vuelvo a mostrar mi amor por la naturaleza, por la noche, por los bosques... Son sitios que te acercan a los sueños para los que somos capaces de soñar.

    Muchas gracias por todo, mi mariposa azul. Tú sabes cuánto te agradezco todo. Besos de media luna y ojalá tus sueños te ofrezcan imágenes de hadas, náyades y las hurís del profeta. Que descanses.

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  3. Cierto que el amor es un sentimiento adoquinado por delicados cristales oscuros que a menudo atrincheran y mantienen a salvo al corazón. A través de ese opaco cristal se puede percibir el inquietante bombeo de esa víscera anárquica,adivinando a menudo sus emociones más ocultas pero sin ser capaces de percibirlas claramente (no olvidemos que son cristales oscuros los que la rodean).

    Y ese cuidado abrigo,ese peligroso amparo, a menudo resulta un arma de doble filo... pues lo que creíamos iba a protegernos y resguardarnos eternamente resulta que en el momento menos pensado se nos clavará en esa víscera latiente hasta desangrarla.

    Mi visión de este soneto ha sido fatalista y trágica, sin duda, suerte que en tu última estrofa nos regalas una gota de dulzura ante la certeza de unas manos de lana que nos acaricien a ciencia cierta las cicatrices del alma.

    Besos aprendiz de trovador y disculpa mis desvaríos nuevamente.

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  4. Mi querida damita preciosa, nada que disculpar nuevamente, la interpretación es totalmente subjetiva y dando buenos motivos puede ser perfectamente válida. Sin embargo, yo no veo el fatalismo aquí. El amor es algo que puede ofrecerte la más absoluta dicha o el dolor más insoportable. Pero no serán los ojos, ni ningún sentido el que lo vea actuar o aparecer. Es esa víscera de la que hablas, la que se encarga de canalizar sus pretensiones y deseos. El amor es una cuestión de sentir con el alma y el corazón, más que de ver, oír, tocar, oler, degustar. Cuando tu corazón queda atrapado, uno lo sabe, otra cosa es que luches contra la gran Muralla China intentando negar lo que sabes que ha sucedido. Que solemos hacerlo a menudo. Pero el hecho de aparentar que no hay sentimientos no significa, necesariamente, que éstos existan. En esta historia, el protagonista habla de que se despiertan los cristales dormidos del amor y todo se ve más claro; la lune enciende hogueras en su albor, el alma grita de plenitud si tu voz acompaña la visita a esas noches donde paseas buscando duendes y un color que aviven tus sentidos. Las manos hechas lana darán suaves caricias a las heridas que se produjeron cuando el cristal del amor estaba dormido, apagado, consiguiendo que se marcha la tristeza si es que se despierta en la belleza del ser amado.

    Besitos en tus manos "hechas de seda" y mis mejores deseos de vientos propicios.

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