El tren del tiempo llega con retraso,
arrastrando esperanza hacia el olvido,
y lo pierdo y me deja mal herido
esperando en las brumas del ocaso.
En el andén donde el frío se hace raso
las estrellas del cielo no han lucido,
y hasta el brillo de la aurora he perdido,
y mis penas animan al fracaso.
El tren se lleva el viento y trae duda
y en su último vagón va tu belleza
que abandona esta noche cenicienta.
Y mis ojos sus lágrimas desnuda
en esta noche de eterna tristeza,
al ver al tren salir de esta tormenta.
Aquí comienza el camino de nuevo. El presente avanza aunque yo no lo sienta y los días se consumen con la misma celeridad. Propuse recuperar los albores de los sonidos y no me considero un traídor. Así que, desafiando a todas las debilidades y deseos de desistir durante el tiempo necesario, y absorbiendo el dolor natural, doy el primer paso. Mi agradecimento infinito a quienes me siguen acompañando y desde el cielo estoy oyendo un aplauso.
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Vaya, que triste y conmovedor!
ResponderEliminarMuchas veces pierdes un tren, el tren que podria haber cambiado tu vida. Lo pierdes por miedo, por cobardía, por falta de valor... Y luego cuando ves lo has hecho te invade el dolor y la amargura, `por eso cada vez creo más en que vale la pena arriesgarse aunque luego te estrelles que dejar pasar las oportunidades sin haberlo intentado si quiera.
Muy bueno como siempre Juanjo, además este me viene bien ahora mismo
UN beso enorme
Mi querida Ana, la verdad no me gusta oír que te viene bien esta bomba deprimente... pero como siempre digo y afirmo, la vida es un cúmulo de momentos donde te comes el mundo y momentos donde el mundo te devora.
ResponderEliminarPero sin embargo, me quedo con la fuerza de tu comentario. Hay una canción de Melendi, de este último trabajo que dice "Y dice mi loquero, que qué es lo que quiero, si solo le doy a mi vida cornadas, que andando siempre en camiseta tirantes, jamás podré tener un as en la manga" Y si no es así, es parecido ^_^. La canción es "Entre la ropa sucia de Cupido" un título muy adecuado jejeje. Pero sin embargo aunque el protagonista como se ve, que ha perdido el último tren, que está sumido en la desesperanza y la tristeza, con sus lágrimas desnudas de fracaso, quizá por eso que comentas de cobardía o quizá porque pesar de luchar tanto no hay manera de coger ese vagón, esos intentos, esa sensación de luchar, al menos, debe dejarle sensación de una derrota agridulce, una derrota que no fue por dejadez, aunque como derrota, siempre es amarga. Y como dice la canción, es darle a la vida cornada, pero a pesar de todo, yo creo que merece la pena.
Este soneto lanza un mensaje triste, una bomba deprimente de esas que cuando uno las vive, no ve pasar el tiempo y aunque sabes que habrá un futuro, realmente no crees que seas capaz de superar tanta desolación. Y sales, más fortalecido y con más cicatrices. Hasta la próxima vez que el manto de tristeza se apodere de ti. Pero lo que hay que tener claro es que es un precio que hay que pagar por vivir. Una vez seamos conscientes de eso, todo será más fácil.
Un besito y un abrazo grande para ti, preciosa. Que los vientos que acompañen tu vida sean siempre propicios.
Hola mi querido Juanjo, leí en otro blog algo sobre una estación de tren llena de zarzas, como si nadie hubiera pasado en muuucho tiempo y que allí estaba el protagonista, de pie, mirando unas vías que no relucían por el trajín de los trenes, pues porque por allí en años no había pasado ninguno. La estación se caía a cachos por el desuso y en cambio se veía allí de pie mirando en la lejanía, cuando en el momento menos pensado apareció una maquina con un solo vagón y para extrañeza suya se paró en esa estación, miró a un lado y luego a otro y no vio a nadie, por lo que dedujo que era para él que se había parado el tren, pues tampoco se bajó nadie del tren. Dudó, se puso nervioso pero al fin decidió coger ese tren. No sabía donde le llevaría, ni si sería un viaje de solo ida o de ida y vuelta, pero lo cogió y se dijo que ese tren se había parado para él y que no pensaba perderlo, que al menos quería ver donde le llevaba y esperaba que cuanto más lejos mejor, que sus sueños estaban al final del trayecto y que se debía a ellos.
ResponderEliminarBien, espero que te haya gustado esta historia, por lo que siempre he oído decir que más vale pedir perdón que pedir permiso.
Tengas un buen final de día, besitos azules mi querido poeta sureño, muasssssssssssssss
Mi querida Kanet, gracias por esta historia que me ha parecido muy bella. El soneto cuenta la historia, efectivamente, de alguien que ha perdido el tren, quizá el último tren, y queda en ese andén olvidado sumido en esa tristeza y desesperanza, en esa tormenta de la que ve al tren salir finalmente. La historia que has contado, refleja muy bien la idea que se cuenta aquí.
ResponderEliminarEl tren puedes cogerlo, de hecho, opino que es mejor cogerlo. Pero siempre hay que tener en cuenta que quizá no te lleve al destino que desees. Puedes lanzarte y manifestar tus sentimientos hacia la persona que amas, subirte al vagón que te ponga en frente de ella y puedas hablar, pero también es posible que ella se baje en una parada distinta a la tuya. Y es cierto que al final, es lo mejor, puesto que las dudas se evaporan, y una vez llegas al destino, puedes seguir tu camino. Por lo demás, yo casi que prefiero pedir permiso, aunque si nadie responde y no sé si lo tengo... quizá después haya que pedir perdón ^_^.
Besitos de sol fuerte sureño de hoy. Esto no puede ser, y por lo que he oído, amenaza con pegar más fuerte. Ojalá tengas un buen fin de semana.
A menudo cuando la oportunidad pasa por nuestra puerta y la dejamos continuar su camino tenemos la sensación de haber perdido el último tren capaz de conducirnos hacia la felicidad.
ResponderEliminarEstamos cansados de oír decir que las oportunidades buenas pasan una vez, dos veces no, y que en esta vida corta pero ancha resulta imperativo no dejar pasar ninguna oportunidad de esas que, por lo visto, no se repiten.
La sensación que nos queda cuando eso sucede es la del viajero que permanece en el andén, quizás resignado, quizás con la duda martilleando en su cabeza sobre lo que pudo haber sido... y mientras tanto el tren de la felicidad se aleja entre bufidos y terribles vaharadas de humo blanco.
Sin embargo (y es que gracias a Dios siempre existe un "sin embargo") me niego a creer que solo pase un tren por nuestra estación o que por contra pasen cada miles de años -como el cometa Haley-. Soy de la opinión de que ese tipo de expresos hacia la dicha personal pasan de cuando en cuando, solo es preciso permanecer atento y receptivo o saber llamarlos con las palabras adecuadas (¿recuerdas el gatobús?).
Un beso lanzado al aire con el lacre perfecto para que llegue a su destino.
Mi querida náyade de las lagunas norteñas, el soneto muestra esa idea que comentas. Se ha perdido el tren, el último tren que pasaba por ese andén y que lo deja sumido en un estado de penumbras que el protagonista presiente interminable y eterno.
ResponderEliminarPor lo demás, yo también estoy de acuerdo en que si se pierde un tren, siempre vendrá otro. No será el mismo, por supuesto que no, las emociones y sensaciones que ese tren te ofrecería, no se vivirán, esas se han perdido. Pero como cuando un sueño acaba, otro habrá de comenzar, quizá tenga que pasar un tiempo,pero acabará naciendo, con nuevas emociones, sí, con sensaciones distintas, pero que enriquecerán la existencia igualmente. Aunque matizo que cuando uno está sumido en la desesperanza y en la tristeza, se tiene la certeza de que el futuro no existe y que la posibilidad de ser feliz se ha acabado para ti.
Y sí, yo viajo en el gatobús con mucha frecuencia ^_^.
Mi reverenica enviada en los susurros del aire y murmullos de los cauces de los ríos, para mi bella náyade hechicera. Un besito en tus manitas de luna y estrellas.