El jardín se ilumina
si se acerca el momento en el que llega
tu magia cristalina
y con las hadas juega
a encender los faroles que se entregan
a la noche tranquila
de ese mar que se ve entre las rosas
que tu cuerpo perfila.
La noche es tan hermosa
que brilla en la presencia de su diosa
como jamás lo ha hecho.
Eres realidad que se hace historia
y no alcanza su techo,
volando en su victoria,
que embruja para siempre la memoria.

Aquí comienza el camino de nuevo. El presente avanza aunque yo no lo sienta y los días se consumen con la misma celeridad. Propuse recuperar los albores de los sonidos y no me considero un traídor. Así que, desafiando a todas las debilidades y deseos de desistir durante el tiempo necesario, y absorbiendo el dolor natural, doy el primer paso. Mi agradecimento infinito a quienes me siguen acompañando y desde el cielo estoy oyendo un aplauso.
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