La princesa arde y brilla
con la belleza pura y el anhelo
de la flor amarilla
que ilumina su cielo
donde pronto tendrá lugar el vuelo
hacia la libertad
del tiempo de sonrisas y dulzura
y borra la maldad
y a la herida da cura
con la magia de una hada que murmura
que hoy de nuevo empieza
la historia del verso que me inspira;
con su eterna belleza
el cielo azul suspira
cuando escucha su voz hecha de lira.

Aquí comienza el camino de nuevo. El presente avanza aunque yo no lo sienta y los días se consumen con la misma celeridad. Propuse recuperar los albores de los sonidos y no me considero un traídor. Así que, desafiando a todas las debilidades y deseos de desistir durante el tiempo necesario, y absorbiendo el dolor natural, doy el primer paso. Mi agradecimento infinito a quienes me siguen acompañando y desde el cielo estoy oyendo un aplauso.
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