Miro la rosa blanca
de tu piel, y no hay nada más bonito
para la vida franca
del verso aún no escrito,
que busca inspiración en lo infinito
y luz en tu hermosura
Miro la rosa roja y tú, princesa
eres la única cura
del vacío que apresa
la inspiración que por ti sale ilesa
del poder del dolor,
que me tiene perdido y me acongoja.
Pero miro esa flor
y mi nudo se afloja
en ti, mi rosa blanca y rosa roja.

Aquí comienza el camino de nuevo. El presente avanza aunque yo no lo sienta y los días se consumen con la misma celeridad. Propuse recuperar los albores de los sonidos y no me considero un traídor. Así que, desafiando a todas las debilidades y deseos de desistir durante el tiempo necesario, y absorbiendo el dolor natural, doy el primer paso. Mi agradecimento infinito a quienes me siguen acompañando y desde el cielo estoy oyendo un aplauso.
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